Suponga que usted va a establecer una gran cuidad juntando millones de piezas de Lego. Que en esta ciudad haya rascacielos, carreteras, estaciones de servicio, aeropuertos, shoppings, subterráneos, y también ríos, lagos, bosques y playas. Que también vivan en ella miles de personas, caminando por las calles, sentadas en sus hogares y trabajando en sus oficinas. Teniendo en cuenta cada detalle. Hasta las luces del tráfico, oficinas de correo y los carteles en las estaciones de autobuses.
Si alguien dijera que las piezas de Lego de esta ciudad, que han sido establecidas planeando hasta el más mínimo detalle, cada pieza tomada y colocada con gran dolor, ha sido caído cada una en su lugar por mera coincidencia, ¿Qué pensaría del estado mental de esa persona?
Ahora bien, regresando a la ciudad que ha construido, y considerando que si ha olvidado colocar en su lugar una sola pieza, o la ha cambiado de lugar, toda la ciudad colapsaría. ¿Puede imaginarse el gran balance y orden que tendría que haber establecido para que se encuentre estable?
La vida en el mundo en que vivimos también es posible por la acumulación de ese gran número de detalles incomprensibles para la mente humana. La ausencia de cualquiera de esos detalles podría significar el final de la vida en la Tierra.
Todo, cada detalle, desde el átomo hasta las galaxias escondiendo millones de estrellas; desde la luna, un inseparable satélite de la Tierra, al sistema solar; todo en perfecta armonía. Discurriendo impecablemente, como un reloj; estos hechos y otros prueban la existencia de Dios. Las personas están tan seguras de que este sistema de billones de años de edad continuará funcionando, sin dejar de lado hasta el más mínimo detalle, que hacen planes despreocupadamente acerca de algo que sucederá en 10 años. Nadie se preocupa acerca de si el sol estará mañana en su lugar. La gran mayoría de las personas no piensa acerca de “si el mundo algún día se separará de la gravitación del sol y comenzará a moverse a un lugar desconocido en el oscuridad”, ni nadie se pregunta: ‘¿Qué hace que sucedan estos desastres?
De alguna manera, cuando las personas se van a dormir, están seguras de que sus corazones o sistema respiratorio no se relajará como lo hace su cerebro. Sin embargo, un alto de dos segundos en alguno de estos dos sistemas puede llevar a resultados que le costarían la vida.
Cuando los “cristales de la familiaridad” que rodean la vida y causan que cada evento se calcule como si “estuviese sucediendo en un curso natural” desaparecen, uno puede ver que todo está relacionado de una manera interdependiente, meticulosamente planeado sistema, y concluimos que nuestra vida pende de un delgado hilo. Notará un excelente orden prevaleciente en cada lugar al que voltee su mirada.
Ciertamente, existe un gran poder que crea este orden y armonía. El poseedor de este gran poder es Dios, Quien creó todo de la nada. En un verso del Corán, Dios dice:
“Él es Quien creó siete cielos superpuestos. No verás ninguna discordancia en la creación del Misericordioso. Vuelve la vista y observa, ¿acaso ves alguna falla? Luego vuelve la vista por segunda vez [y todas las veces que quieras] que tu mirada volverá a ti cansada y derrotada [pues no encontrarás falla alguna por mucho que observes].” (Corán 67:3-4)
Cuando observamos los seres vivos en los cielos, en la tierra y en todo lo que yace en ella, vemos que todos prueban la existencia de su Creador. Por lo tanto, sugiero que todos nos tomemos un momento para reflexionar acerca de los fenómenos naturales y seres vivientes que vemos, en los que nunca pensamos, y cómo aparecieron y continúan su existencia. Si escribiésemos todos los signos de Dios en el universo, llenaríamos miles de volúmenes de enciclopedias… Porque Dios Existe.
A Él se debe el origen de los cielos y la tierra, y Su existencia puede ser conocida a través de la razón y el intelecto.
Source: https://www.islamland.com/esp/articles/los-signos-en-los-cielos-y-en-la-tierra