(parte 1 de 6): Marcos vs. Mateo y Lucas
Muchos eruditos y estudiantes de la Biblia han observado similitudes entre los evangelios, en los episodios que narran y en los dichos que reportan de Jesús. Estos eruditos y estudiantes también han observado cómo estos mismos pasajes son muy distintos unos de otros en varios detalles.
Durante los últimos 300 años, el mundo de los eruditos bíblicos se ha esforzado de manera colectiva en resolver el enigma de por qué los evangelios son tan similares y al mismo tiempo tan distintos. El resultado de esta investigación académica derivó en el descubrimiento de que Mateo y Lucas dependieron de Marcos y de otra fuente adicional, llamad “Q”, como base para sus propios evangelios.
La hipótesis de las dos fuentes es generalmente aceptada como la solución fundamental al problema sinóptico. Se mantiene como la posición mayoritaria dentro de los eruditos contemporáneos del Nuevo Testamento.
El difunto erudito evangélico protestante F. F. Bruce escribió:
“La conclusión general, y creo que la correctamente extraída del estudio comparativo de los evangelios, es que el Evangelio de Marcos o alguno muy similar, sirvió de fuente a los evangelios de Mateo y Lucas…”[1].
El evangelio de Marcos ha sido fechado entre 65 y 70 d.C. Hay consenso general respecto a esta datación, aceptada tanto por conservadores como por escépticos, y se la encuentra en muchas introducciones al Nuevo Testamento.
F. F. Bruce corroboró esta datación escribiendo:
“Marcos probablemente escribió su evangelio, en primera instancia, para los Cristianos de Roma, a raíz de la persecución que les sorprendió sin previo aviso bajo Nerón, como secuela del gran incendio de julio de 64 d.C.”[2].
Al estudiar estos evangelios, se hace bastante evidente que Marcos es más primitivo en estilo, teología y dicción. Más importante, en el evangelio de Marcos el Jesús humano se destaca de manera más visible que en los evangelios posteriores. Los eruditos sostienen que la representación de Jesús en Marcos presenta un Jesús más histórico y real.
En el evangelio de Marcos hay una gran cantidad de pasajes que describen a Jesús como un mero ser humano. Tales pasajes más tarde se convertirían en un obstáculo en el camino de los creyentes débiles, tradiciones que “iban contra la tendencia” y que, por tanto, fueron omitidas en los evangelios posteriores.
Cuando uno escudriña las mismas narraciones de Jesús reportadas en Marcos y Mateo, rápidamente se da cuenta de que este último alteró el evangelio de Marcos para aumentar el sentimiento de reverencia hacia la persona de Cristo. Pasajes que demuestran la incapacidad, debilidad y humanidad de Jesús fueron omitidos por Mateo y reemplazados con una mejor Cristología.
Por supuesto, no todos los cambios fueron de carácter cristológico. Errores de hecho, gramaticales y otros, también fueron omitidos por Mateo y Lucas. La redacción de Marcos hecha por Mateo parece al principio involucrar detalles incidentales, pero un estudio más profundo revela que es parte de una reconstrucción coherente y completa de Marcos.
Con el paso del tiempo hubo un cambio claro en la Cristología desde los primeros evangelios hasta los últimos. El desarrollo fue de menor a mayor. Hubo un aumento de sentimientos de reverencia y un incremento en la posición y el estatus de Jesús.
Bruce Metzger, el más importante crítico textual del Nuevo Testamento, escribe:
“Mateo y Marcos suprimen o debilitan las referencias en Marcos respecto a las emociones humanas de Jesús, como el dolor, la ira y el asombro, así como el amor no correspondido de Jesús. También omiten la declaración de Marcos de que los amigos de Jesús pensaban que él estaba fuera de sí”.
Más adelante, explica que:
“Los evangelios tardíos omiten lo que podría implicar que Jesús era incapaz de lograr lo que quería… y también omiten preguntas formuladas por Jesús que podrían interpretarse como reflejo de su ignorancia”[3].
Metzger continúa enumerando casos en los que Mateo y Lucas suavizan las declaraciones de Marcos que podrían minimizar la majestad de Jesús y las reemplazan con ilustraciones de un Jesús más atractivo y autorizado.
En la historia de la higuera que se encuentra en Marcos, los discípulos no se dieron cuenta del debilitamiento del árbol hasta la mañana siguiente. Para Mateo, esto parecía menos dramático y significativo, y por ello en su narrativa el árbol se secó al instante, dejando a los discípulos en estado de conmoción y asombro.
Mateo y Lucas fueron inflexibles en el cambio de las palabras de Jesús. Ellos querían hacer decir a Jesús lo que la gente quería creer, “reflejando un estado de la comprensión teológica posterior al de Marco”. (Metzger, pág. 83).
Parece bastante claro que durante las dos etapas antes y después del evangelio en las tradiciones de transmisión del mismo, el material disponible fue moldeado, filtrado y cambiado en correlación directa con las convicciones cristológicas de aquellos que manejaban las tradiciones.
Es importante destacar que este no es un caso en el que los evangelistas simplemente difieran en el énfasis. Más bien se trata de que hay numerosas ocasiones en las que los escritores de los evangelios tardíos modificaron y alteraron las versiones anteriores.
Por lo tanto, si queremos acercarnos al Jesús histórico en los evangelios, un buen punto de partida es comparar los relatos en los diferentes evangelios para determinar dónde ha sido alterada la historia.
Footnotes:
[1] El Jesús Verdadero, pág. 25.
[2] Ibíd.
[3] El Nuevo Testamento: su contexto, desarrollo y contenido, pp. 81-83.
(parte 2 de 6): El Evangelio de Juan
Al comienzo, cada evangelio circulaba de manera independiente en la comunidad en la que había sido escrito. Marcos probablemente fue compuesto en Roma, Mateo en Antioquía, Lucas en Cesárea y Juan en Éfeso. Ninguno de los escritores de los evangelios vio a Jesús en vida, y sabemos poco o nada de ellos.
Ahora que los evangelios han sido reunidos en la Biblia, pueden ser estudiados todos juntos. Sin embargo, la mayoría de los lectores actuales a menudo olvidan o ignoran lo que está en Marcos y se concentran sólo en la versión “mejorada” de Mateo, Lucas, y más específicamente, de Juan.
Cuando ponemos nuestra atención en Juan, el último evangelio escrito, no es de sorprender que notemos que allí Jesús es magnificado y transformado en alguien muy diferente a la persona que encontramos en Marcos. El Jesús de Juan es un ser poderoso, que ocupa alguna posición intermedia entre Dios y los hombres. Él es el logos, la Palabra de Dios a través de la cual Dios lo creó todo. Él ya no es sólo un Profeta y Mensajero de Dios, sino que es el Hijo unigénito de Dios.
Aunque ninguno de los evangelios enseña explícitamente que Jesús es Dios, algunas de las declaraciones encontradas en el cuarto evangelio ponen a Jesús tan por encima de la humanidad que muchos lectores ven en ellas evidencias del alegato cristiano tardío acerca de la divinidad de Jesús.
Por ejemplo, sólo en el evangelio de Juan se encuentran estas declaraciones:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:16)
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. (Juan 1:1)
“Yo y el Padre uno somos”. (Juan 10:30)
“El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. (Juan 14:9)
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Juan 14:6)
“… Antes que Abraham fuese, yo soy”. (Juan 8:58)
Otro hecho sorprendente es que, mientras en los evangelios anteriores se ve a Jesús predicando el Reino de Dios, en Juan vemos a Jesús ocupado predicando acerca de sí mismo.
En Marcos la palabra “reino” aparece en los labios de Jesús 18 veces, mientras que en Juan se reduce drásticamente a 5. Más aún, en Marcos Jesús utiliza “yo” refiriéndose a sí mismo 9 veces, mientras que en Juan lo hace nada menos que ¡118 veces!
Cuando leemos los evangelios tempranos, la impresión es que el “Reino de Dios” fue la principal prédica y enseñanza de Jesús, mientras que en el evangelio de Juan, raramente se escucha a Jesús predicar el “Reino de Dios”. Su evangelio está sustituido con declaraciones profundas y asombrosas de Jesús sobre sí mismo.
“Yo soy el pan de vida”. (Juan 6:35)
“Yo soy la luz del mundo”. (Juan 8:12)
“Yo soy la puerta de las ovejas”. (Juan 10:7)
“Yo soy el buen pastor”. (Juan 10:11)
“Yo soy la resurrección y la vida”. (Juan 11:25)
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”. (Juan 14:6)
“Yo soy la vid verdadera”. (Juan 15:1)
No es de extrañar que cuando se les pregunta a los evangelistas y apologistas cristianos sobre las pruebas textuales de la divinidad de Jesús, rápidamente se vuelcan hacia el evangelio de Juan, ya que ninguno de los arriba mencionados autotestimonios poderosos se encuentra en ninguno de los otros evangelios. De seguro, si estas palabras hubieran sido parte de las palabras originales de Jesús, cada evangelista las habría mencionado. Es inverosímil creer que los evangelistas fueron todos descuidados respecto a estas enseñanzas centrales y fundamentales, y se ocuparon con detalles menos importantes de la vida de Jesús.
Por otra parte, ¿por qué el término “padre” o “el padre”, refiriéndose a Dios, sólo es utilizado 4 veces en Marcos mientras que aparece unas 173 veces en Juan? La conclusión más obvia que se deduce de estas estadísticas es que durante el período de tiempo entre Marcos y Juan hubo una evolución y un desarrollo de las tradiciones. En el evangelio de Marcos, Jesús habla de Dios como “Dios”; mientras que 30 años después, cuando Juan escribió su evangelio, Jesús en los mismos episodios llama a “Dios” su “Padre”.
En los evangelios más tempranos de los cuatro, Jesús aparece muy humano y mucho más como profeta. En el último evangelio, sin embargo, aparece mucho más divino, y mucho más como un ícono.
Es por esta razón que el evangelio de Marcos fue dejado de lado por la iglesia primitiva. Fue copiado con menos frecuencia por los escribas, los predicadores rara vez se referían a él, y fue leído sólo ocasionalmente en congregaciones y servicios de la iglesia.
Como se afirmó antes, el autor del evangelio de Juan no fue el único culpable de cambiar las palabras de Jesús; Mateo y Lucas tampoco estuvieron satisfechos con la descripción de Jesús en Marcos, y se propusieron magnificar la posición de Jesús en varias formas. Cuando alineamos los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas (evangelios sinópticos) juntos, y los comparamos uno con otro, notamos que los eventos y discursos están modificados a medida que pasamos de un evangelio a otro.
(parte 3 de 6): Comparaciones textuales (I)
Utilizando a Mateo como ejemplo de ello, notamos que los escritores que vinieron después de Marcos cambiaron varias veces la línea de la historia de las siguientes maneras:
1) A menudo insertaron el título de “Hijo de Dios” para Jesús.
2) A menudo insertaron el título de “Padre” para Dios.
3) Exageraron los milagros de Jesús.
4) Cubrieron las limitaciones de Jesús.
5) Llamaron “Señor” a Jesús.
6) Representaron a la gente rezándole a Jesús.
7) Retrataron a Jesús con más conocimiento.
8) Hicieron borrosa la distinción entre Jesús y Dios.
Para ilustrar el tipo de cambios que ocurrieron, les mostraré cómo episodios individuales en los evangelios de Mateo y Marcos son similares y aun así significativamente diferentes. Las diferencias han sido notadas por eruditos bíblicos y explicadas como modificaciones introducidas por Mateo.
El Mayor de los Mandamientos (Marcos 12:28-35, Mateo 22:34-40)
Marcos 12:28- 35
Mateo 22:34-40
28 Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó: —De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante? 29 —El más importante es: ‘Oye, Israel. El Señor nuestro Dios, el Señor es uno —contestó Jesús. 30Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. 31 El segundo es: Ama a tu prójimo como a ti mismo’.* No hay otro mandamiento más importante que éstos.
32 —Bien dicho, Maestro —respondió el hombre. Tienes razón al decir que Dios es uno y que no hay otro además de él. 33 Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios.
34 Al ver Jesús que había respondido con inteligencia, le dijo: —No estás lejos del reino de Dios. Y desde entonces nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
34 Los fariseos se reunieron al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos. 35 Uno de ellos, experto en la ley, le tendió una trampa con esta pregunta: 36 —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? 37 —Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente —le respondió Jesús. 38 Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. 39 El segundo se parece a éste: Ama a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
* Todas las citas son tomadas de la Nueva Versión Internacional.
En el evangelio de Marcos, un maestro de la ley le pregunta a Jesús sobre cuál es el mayor mandamiento. Jesús le responde que el mayor mandamiento es que Dios es uno. Al escuchar la respuesta de Jesús, este hombre está de acuerdo con él en que creer que Dios es Uno es el mayor mandamiento. Jesús se da cuenta de que el hombre ha respondido con sabiduría y le dice que él no está lejos del Reino de Dios.
En Mateo, amar a Dios se convierte en el mayor mandamiento y no se hace mención al hecho de creer que Dios es Uno.
El joven gobernante rico (Marcos 10:17-19, Mateo 19:16-20)
Marcos 10:17-19
Mateo 19:16-20
17 Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se postró delante de él. —Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? 18 —¿Por qué me llamas bueno?— respondió Jesús. Nadie es bueno sino sólo Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: ‘No mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre’.
16 Sucedió que un hombre se acercó a Jesús y le preguntó: —Maestro, ¿qué de bueno tengo que hacer para obtener la vida eterna? 17 —¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno?— respondió Jesús. Solamente hay uno que es bueno. Si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos.18 –¿Cuáles? —preguntó el hombre. Contestó Jesús: —No mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, 19 honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.
Escuchándolos juntos, no detectamos ninguna diferencia y esto es lo que ocurre. En el momento, ya has terminado de leer Mateo, Marcos y luego Lucas. Uno no recuerda qué leyó en qué evangelio. El lector piensa que todos los tres evangelios dicen exactamente lo mismo. Sin embargo, cuando los estudiamos juntos en profundidad, nos damos cuenta de que los evangelistas fueron capaces de utilizar la información para su provecho, para enseñar el punto preciso que querían predicar.
En el pasaje anterior, el intercambio abierto entre el hombre y Jesús ha sido alterado por Mateo. En Marcos, el hombre se dirige a Jesús como “maestro bueno”. Jesús le responde con un ligero reproche: “¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios”. De nuevo, Mateo trata de cambiar el pasaje. Primero altera la pregunta inicial del hombre moviendo la palabra “bueno” del saludo y poniéndola como el objeto de la oración.
Marcos: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer…?”
Mateo: “Maestro, ¿qué de bueno tengo que hacer…?”
Finalmente, avergonzado por el hecho de que Jesús había reprendido al hombre por llamarlo bueno, Mateo cambia la segunda oración de Marcos, dejando, por lo tanto, a Jesús sin la posibilidad de rechazar esa reverencia y lo protege de la sugerencia implícita de que no era bueno. Al hacer esto, Mateo ha hecho que su versión no sea coherente, indicando la idea de que Jesús no entendió la pregunta.
(parte 4 de 6): Comparaciones textuales (II)
La higuera que se secó (Marcos 11:12-25, Mateo 21:12-22)
Marcos 11:12-25
Mateo 21:12-22
12 Al día siguiente, cuando salían de Betania, Jesús tuvo hambre. 13Viendo a lo lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si hallaba algún fruto. Cuando llegó a ella sólo encontró hojas, porque no era tiempo de higos.14 «¡Nadie vuelva jamás a comer fruto de ti!», le dijo a la higuera. Y lo oyeron sus discípulos.
15 Llegaron, pues, a Jerusalén. Jesús entró en el templo y comenzó a echar de allí a los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas, 16 y no permitía que nadie atravesara el templo llevando mercancías. 17 También les enseñaba con estas palabras: —¿No está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones”? Pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones.
18 Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley lo oyeron y comenzaron a buscar la manera de matarlo, pues le temían, ya que toda la gente se maravillaba de sus enseñanzas.
19 Cuando cayó la tarde, salieron de la ciudad.
20 Por la mañana, al pasar junto a la higuera, vieron que se había secado de raíz. 21 Pedro, acordándose, le dijo a Jesús: —¡Rabí, mira, se ha secado la higuera que maldijiste!
22 —Tengan fe en Dios —respondió Jesús. 23 Les aseguro que si alguno le dice a este monte: ‘Quítate de ahí y tírate al mar’, creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá. 24 Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán. 25 Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.
12 Jesús entró en el templo* y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas. 13 —Escrito está —les dijo—: “Mi casa será llamada casa de oración”, pero ustedes la están convirtiendo en cueva de ladrones.
14 Se le acercaron, en el templo, ciegos y cojos, y los sanó. 15 Pero cuando los jefes de los sacerdotes y los *maestros de la ley vieron que hacía cosas maravillosas, y que los niños gritaban en el templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron.
16 —¿Oyes lo que ésos están diciendo? —protestaron. —Claro que sí —respondió Jesús—; ¿no han leído nunca: “En los labios de los pequeños y de los niños de pecho has puesto la perfecta alabanza”?
17 Entonces los dejó y, saliendo de la ciudad, se fue a pasar la noche en Betania.
18 Muy de mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre. 19 Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. —¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo. Y al instante se secó la higuera.
20 Los discípulos se asombraron al ver esto. —¿Cómo es que se secó la higuera tan pronto? —preguntaron ellos. 21 —Les aseguro que si tienen fe y no dudan —les respondió Jesús—, no sólo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: “¡Quítate de ahí y tírate al mar!”, y así se hará. 22 Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración.
En la versión de Marcos, viendo Jesús a la distancia un árbol de higos, fue a buscar fruta. Ya que no estaba en la estación correcta, no encontró comida en el árbol. Jesús, después de cometer este comprensible error humano, maldijo al buen árbol. En cuanto a Mateo, él elimina la información de que no estaban en la estación correcta, ya que esto implicaría que Jesús destruyó un árbol sin razón justificable. Mateo deja que el lector piense que el árbol era estéril y que por eso merecía ser destruido.
Por otra parte, en Marcos los discípulos notan que el árbol se ha secado sólo al día siguiente. Sin embargo, en Mateo el árbol se seca inmediatamente demostrando el poder de Jesús y el asombro de los discípulos. Más aún, Marcos hace otros cambios significativos al pasaje, como por ejemplo, donde Marcos menciona “casa de oración para todas las naciones”, Mateo omite “todas las naciones” para satisfacer a sus lectores judíos.
Mujeres enfermas (Marcos 5:24-34, Mateo 9:20-22)
Marcos 5:24-34
Mateo 9:20-22
Jesús se fue con él, y lo seguía una gran multitud, la cual lo apretujaba. 25Había entre la gente una mujer que hacía doce años padecía de hemorragias. 26 Había sufrido mucho a manos de varios médicos, y se había gastado todo lo que tenía sin que le hubiera servido de nada, pues en vez de mejorar, iba de mal en peor. 27 Cuando oyó hablar de Jesús, se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto. 28 Pensaba: «Si logro tocar siquiera su ropa, quedaré sana». 29 Al instante cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado libre de esa aflicción.
30 Al momento también Jesús se dio cuenta de que de él había salido poder, así que se volvió hacia la gente y preguntó: —¿Quién me ha tocado la ropa?
31 —Ves que te apretuja la gente —le contestaron sus discípulos—, y aun así preguntas: «¿Quién me ha tocado?»
32 Pero Jesús seguía mirando a su alrededor para ver quién lo había hecho. 33 La mujer, sabiendo lo que le había sucedido, se acercó temblando de miedo y, arrojándose a sus pies, le confesó toda la verdad. 34 —¡Hija, tu fe te ha sanado! —le dijo Jesús—. Vete en paz y queda sana de tu aflicción.
20 En esto, una mujer que hacía doce años padecía de hemorragias se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto. 21 Pensaba: «Si al menos logro tocar su manto, quedaré sana».
22 Jesús se dio vuelta, la vio y le dijo: —¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado. Y la mujer quedó sana en aquel momento.
En Marcos, la mujer toca el manto de Jesús y es curada. Jesús siente que sale poder de él y se da cuenta que alguien lo ha tocado, pero no sabe a dónde fue ese poder ni quién lo tocó. Mientras que la mujer ya está curada, en Marcos, Jesús aún está tratando de averiguar lo que ha ocurrido.
En Mateo, Jesús es mucho más poderoso. Él supo de inmediato quién lo tocó y la mujer sólo se curó después de que Jesús le habló, como si el poder curativo esperara la orden de Jesús.
(parte 5 de 6): Comparaciones textuales (III)
La confesión de Pedro (Marcos 8:27-30, Mateo 16:13-17)
Marcos 8:27-30
Mateo 16:13-17
27 Jesús y sus discípulos salieron hacia las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino les preguntó: —¿Quién dice la gente que soy yo?
28 —Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los profetas —contestaron.
29—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? —Tú eres el Cristo —afirmó Pedro.
30 Jesús les ordenó que no hablaran a nadie acerca de él.
13 Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Le respondieron:
14 —Unos dicen que es Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas.
15 —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
16 —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.
¿Qué dijo realmente Pedro?
Marcos: “Tú eres el Cristo”.
Mateo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
Muchas notas y comentarios bíblicos reconocen que aquí Mateo ha agregado la frase adicional poniéndola en boca de Jesús. (Biblia Nueva Jerusalén, pág. 34)
Rechazo de Jesús en Nazaret (Marcos 6:1-6, Mateo 13:53-58)
Marcos 6:1-6
Mateo 13:53-58
1 Salió Jesús de allí y fue a su tierra, en compañía de sus discípulos. 2Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga. —¿De dónde sacó éste tales cosas? —decían maravillados muchos de los que lo oían. ¿Qué sabiduría es ésta que se le ha dado? ¿Cómo se explican estos milagros que vienen de sus manos? 3¿No es acaso el carpintero, el hijo de María y hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban a causa de él. Por tanto, Jesús les dijo:
4 —En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra, entre sus familiares y en su propia casa. 5 En efecto, no pudo hacer allí ningún milagro, excepto sanar a unos pocos enfermos al imponerles las manos. 6 Y él se quedó asombrado por la incredulidad de ellos.
53 Cuando Jesús terminó de contar estas parábolas, se fue de allí.
54 Al llegar a su tierra, comenzó a enseñar a la gente en la sinagoga. —¿De dónde sacó éste tal sabiduría y tales poderes milagrosos? —decían maravillados. 55 ¿No es acaso el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María; y no son sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas? 56 ¿No están con nosotros todas sus hermanas? ¿Así que de dónde sacó todas estas cosas? 57 Y se escandalizaban a causa de él. Pero Jesús les dijo: —En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra y en su propia casa.
58 Y por la incredulidad de ellos,no hizo allí muchos milagros.
Como puede verse, la versión de Marcos presenta a Jesús siendo impotente ante el hecho de la incredulidad, y no pudo hacer ningún milagro. Mateo cambia la versión de Marcos para eliminar este problema.
Marcos: “No pudo hacer allí ningún milagro…”.
Mateo: “No hizo allí muchos milagros…”.
Los eruditos han sugerido que Mateo quería evitar la descripción de Jesús como un carpintero y, por lo tanto, la cambió (por “hijo del carpintero”, implicando que su “padre” y no él era carpintero) debido a la generalizada actitud negativa hacia el trabajo manual, que era característica entre la élite del mundo grecorromano.
Jesús sana a muchos (Marcos 1:32-34, Mateo 8:16-17)
Marcos 1:32-34
Mateo 8:16-17
32 Al atardecer, cuando ya se ponía el sol, la gente le llevó a Jesús todos los enfermos y endemoniados,33 de manera que la población entera se estaba congregando a la puerta. 34Jesús sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades. También expulsó a muchos demonios, pero no los dejaba hablar porque sabían quién era él.
16 Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y con una sola palabra expulsó a los espíritus, y sanó a todos los enfermos. 17 Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: «Él tomó sobre sí nuestras enfermedades y cargó con nuestras dolencias».
En Marcos, Jesús sanó a muchos; pero en Mateo los sanó a todos.
La madre y los hermanos de Jesús (Marcos 3:31-35, Mateo 12:46-50)
Marcos 3:31-35
Mateo 12:46-50
31 En eso llegaron la madre y los hermanos de Jesús. Se quedaron afuera y enviaron a alguien a llamarlo, 32 pues había mucha gente sentada alrededor de él. —Mira, tu madre y tus hermanos están afuera y te buscan —le dijeron.
33 —¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? —replicó Jesús.
34 Luego echó una mirada a los que estaban sentados alrededor de él y añadió: —Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos. 35 Cualquiera que hacela voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.
46 Mientras Jesús le hablaba a la multitud, se presentaron su madre y sus hermanos. Se quedaron afuera, y deseaban hablar con él. 47 Alguien le dijo: —Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren hablar contigo.
48 —¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? —replicó Jesús. 49 Señalando a sus discípulos, añadió: —Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos. 50 Pues mi hermano, mi hermana y mi madre son los que hacenla voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Aquí, Mateo cambia “Dios” por “Padre” en el discurso de Jesús a fin de apoyar ideas desarrolladas de forma tardía sobre Jesús y Dios.
Caminar sobre el agua (Marcos 6:45-52, Mateo 14:22-33)
Marcos 6:45-52
Mateo 14:22-33
45 En seguida Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado, a Betsaida, mientras él despedía a la multitud. 46Cuando se despidió, fue a la montaña para orar.
47 Al anochecer, la barca se hallaba en medio del lago, y Jesús estaba en tierra solo.48 En la madrugada, vio que los discípulos hacían grandes esfuerzos para remar, pues tenían el viento en contra. Se acercó a ellos caminando sobre el lago, e iba a pasarlos de largo. 49 Los discípulos, al verlo caminar sobre el agua, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, 50 llenos de miedo por lo que veían. Pero él habló en seguida con ellos y les dijo: «¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.»
51 Subió entonces a la barca con ellos, y el viento se calmó. Estaban sumamente asombrados, 52 porque tenían la mente embotada y no habían comprendido lo de los panes.
22 En seguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado mientras él despedía a la multitud. 23 Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo, 24 y la barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario.
25 En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago.26Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. —¡Es un fantasma! —gritaron de miedo. 27 Pero Jesús les dijo en seguida: —¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.
28 —Señor, si eres tú —respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua. 29 —Ven —dijo Jesús.
Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús. 30Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: —¡Señor, sálvame! 31 En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: —¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32 Cuando subieron a la barca, se calmó el viento. 33 Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: —Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
Nótense los siguientes cambios y adiciones hechos por Mateo a partir de Marcos: Primero, él omite a Betsaida debido a su dificultad geográfica. Segundo, Pedro, en el evangelio de Mateo, se dirige a Jesús por el título honorífico de “Señor”. Tercero, los discípulos adoran a Jesús y finalmente confiesan que Jesús es el “Hijo de Dios”.
A lo largo del tiempo, como una bola de nieve, mientras más pasaba el mensaje de Jesús, mayor y mejor se hizo. El pasaje anterior ilustra cómo Mateo modificó el discurso de los individuos para producir el resultado de que Jesús sea llamado “Señor”. Ahora bien, es cierto que “Señor” no necesariamente significa Dios. Pero en el pensamiento cristiano tardío, significa exactamente eso. Mateo sentó sin querer las bases de la promoción de Jesús a Dios.
(parte 6 de 6): Conclusión
De lo mencionado en esta discusión, surge otra pregunta: ¿Cómo podemos confiar en que lo que se menciona acerca de Jesús en el evangelio de Marcos eshistóricamente preciso? Es de conocimiento público que los evangelios, como los conocemos en la actualidad, no fueron escritos ni por Jesús ni a su dictado. Marcos, el evangelio más antiguo, fue escrito cerca del 65-70 después de Cristo. Por lo tanto, hay un lapso de tiempo entre la ascensión de Jesús y el primer evangelio de 35 a 40 años.
Como afirmamos antes, Marcos no fue un testigo ocular de la vida de Jesús, ni tenemos registros claros que muestren que la iglesia primitiva haya memorizado las palabras de Jesús. Por lo tanto, este lapso de tiempo debe ser considerado como algo importante. Durante este tiempo, las tradiciones acerca de Jesús tomaron forma y se desarrollaron con muchas diferentes versiones de los evangelios, que circularon por distintas comunidades.
Más aún, es importante enfatizar que los autores de los evangelios no se limitaban a registrar simplemente las tradiciones. Como otros autores de evangelios, Marcos también editó su material. Él también construyó y reformuló las tradiciones que tomaba. Como el resto de los autores, él tampoco estaba intentando componer una biografía históricamente precisa sobre la vida de Jesús. Su interés fue presentar el material que mejor servía a su iglesia y reflejar su entendimiento sobre Jesús, más que el propio entendimiento de Jesús. Al reconstruir las enseñanzas y actos de Jesús, es posible darse cuenta de las modificaciones introducidas por los escritores posteriores del evangelio. Pero el período entre Jesús y la aparición de los evangelios escritos es mucho más problemático.
Por lo tanto, al intentar descubrir al Jesús histórico, debemos deshacernos de todos los agregados, de las historias que se desarrollaron posteriormente en torno a él. Debemos averiguar quién era él en realidad antes de que se escribieran los evangelios acerca de él. Cuando estudiamos los evangelios, vemos historias de Jesús que evolucionan a lo largo del tiempo, y la personalidad de Jesús es paulatinamente sobredimensionada. Jesús es mostrado cada vez con más conocimiento y con más poder, hasta que finalmente, luego de muchos concilios y disputas, es oficialmente proclamado “Dios” en el Concilio de Nicea, en el año 325 del calendario gregoriano. En el curso del tiempo, Jesús fue transformado de un humilde carpintero judío a Mensajero de Dios, y luego a la segunda persona de una trinidad de dioses. De lo que él realmente fue, a algo con lo que él jamás habría estado de acuerdo.
Sin embargo, no todo está perdido. Aún hoy en día, si alguien quiere conocer al verdadero Jesús histórico, puede hacerlo. Dios, en Su infinita misericordia, nos envió una vez más a un Mensajero con un mensaje prístino, un mensaje que no fue contaminado ni adulterado.
En este mensaje final, Dios nos dice que Jesús fue un hombre y un poderoso Mensajero enviado por Él, que realizó milagros con Su permiso, que nació de una virgen y que regresará a la Tierra en el final de los tiempos.
En el Corán, Dios se dirige a los cristianos:
“¡Oh, Gente del Libro! No os extralimitéis en vuestra religión. No digáis acerca de Allah sino la verdad: Ciertamente el Mesías, Jesús hijo de María, es el Mensajero de Allah y Su palabra [¡Sé!] que depositó en María, y un espíritu que proviene de Él. Creed, pues, en Allah y en Sus Mensajeros. No digáis que es una trinidad, desistid, pues es lo mejor para vosotros. Por cierto que Allah es la única divinidad. ¡Glorificado sea! Es inadmisible que tenga un hijo. A Él pertenece cuanto hay en los cielos y la Tierra. Es suficiente Allah como protector”. (Corán 4:171)
Source: https://www.islamland.com/esp/articles/descubriendo-al-verdadero-jess