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Aceptar el Islam

Una religión para todas las personas en todos los lugares

Hoy día, mucha gente en todo el mundo está buscando la verdad. Ellos buscan el significado de sus vidas y se preguntan por la razón de la existencia. Hombres y mujeres se hacen la siguiente pregunta: ¿Por qué estoy aquí? En medio del sufrimiento y del dolor, la humanidad hace un llamado silencioso o suplica en voz alta por alivio o entendimiento. En medio del placer, a menudo una persona busca entender la fuente de tal euforia. A veces la gente acaricia la idea de aceptar el Islam como su religión verdadera, pero encuentran algunos obstáculos.

En los momentos más felices o en las horas más oscuras de la vida, la reacción más instintiva de una persona es buscar una conexión con algún tipo de ser supremo o divi-nidad. Incluso aquellos que se consideran a sí mismos ateos o incrédulos, en algún momento de sus vidas han experi-mentado este sentido innato de ser parte de un plan mayor.

La religión del Islam está basada en una creencia cen-tral, que es Un Dios. Solo Él es el Sustentador y Creador del universo. Él no tiene asociados, copartícipes ni hijos. Él es el Más Misericordioso, el Más Sabio y el Más Justo. Él es el Omnipresente, Omnipotente y Omnisciente. Él es el Primero y el Último.

Es reconfortante pensar que nuestras pruebas, tribula-ciones y triunfos en esta vida no son actos al azar de un universo desorganizado y cruel. Creer en Dios, en Un solo Dios, el Creador y Sustentador de todo cuanto existe, es un derecho fundamental. Saber con certeza que nuestra exis-tencia es parte de un mundo bien ordenado y que la vida se despliega como tal, es un concepto que trae serenidad y paz.

El Islam es una religión que admira la vida y dice que este mundo no es más que un lugar pasajero, y que nuestra razón de ser es adorar a Dios. Suena simple, ¿verdad? Dios es Uno, reconoce esto y adóralo solo a Él, y obtendrás sere-nidad y paz. Esto está dentro de las capacidades de todo ser humano y puede lograrse simplemente creyendo sincera-mente en que no existe divinidad alguna excepto Dios.

Lastimosamente, en este nuevo pero oscuro siglo, con-tinuamos empujando los límites y redescubriendo el mundo en toda su gloria, pero hemos olvidado al Creador, y hemos olvidado que la vida realmente se supone que debe ser sencilla. Hallar nuestra conexión con Dios y establecer una relación con Él es la máxima prioridad si vamos a vivir en paz y a romper los grilletes que nos atan al dolor, la con-fusión psicológica y la tristeza.

El Islam fue revelado para todos los pueblos, en todos los lugares y en todas las épocas. No fue revelado solo para los hombres, ni para una raza o etnia en particular, Es una forma de vida completa basada en las enseñanzas halladas en el Corán y en las tradiciones auténticas del Profeta Muhammad. Una vez más, esto suena simple, ¿verdad? La guía revelada por el Creador a Su creación. Es un plan infa-lible para alcanzar la felicidad eterna tanto en esta vida como en la próxima.

El Corán y las tradiciones auténticas explican el con-cepto de Dios y dan detalles de lo que está permitido y lo que está prohibido. Explican las bases de los buenos moda-les y la buena moral, y dan reglas acerca de la adoración. Cuentan historias sobre los profetas y nuestros predeceso-res piadosos, y describen el Paraíso y el Infierno. Esta guía fue revelada para toda la humanidad, y Dios mismo dice que Él no quiere poner en dificultades a la humanidad.

“Dios no quiere imponerles dificultades, solo quiere purificarlos y completar Su favor sobre ustedes para que sean agradecidos.” (Corán 5:6)

Cuanto acudimos a Dios, Él escucha y responde, y la verdad que es el Islam, el monoteísmo puro, es revelada. Esto suena simple y no debería ser complicado, pero tris-temente, nosotros los seres humanos tenemos un modo de dificultar las cosas. Somos obstinados, y aun así Dios conti-nuamente nos deja el camino claro.

Aceptar el Islam como la religión verdadera de uno de-bería ser simple. No hay dios sino solo Dios. ¿Qué puede ser más claro que esta afirmación? Nada es menos complicado, pero a veces, considerar el prospecto de redefinir nuestro sistema de creencias puede ser atemorizante y lleno de obstáculos. Cuando una persona está considerando al Islam como la religión de su predilección, a menudo se ve abru-mada de motivos para no aceptar lo que su corazón le está diciendo que es la verdad.

Actualmente, la verdad del Islam se ha visto enturbiada por lo que parece ser un conjunto de normas y reglas que parecen imposibles de cumplir. Los musulmanes no beben alcohol, no comen cerdo, las musulmanas deben vestir velo en la cabeza, los musulmanes deben rezar cinco veces al día. Hombres y mujeres se encuentran diciendo cosas como “yo no podría dejar de beber” o “sería muy difícil para mí rezar todos los días, y peor si son cinco veces diarias.”

La realidad, sin embargo, es que una vez una persona ha aceptado que no hay divinidad excepto Dios, y ha desa-rrollado una relación con Él, las normas y reglas se hacen insignificantes. Es un proceso lento de buscar complacer a Dios. Para algunos, aceptar la guía para una vida feliz es una cuestión de días, o incluso de horas. Para otros, pueden ser semanas, meses, o incluso años. El viaje de cada persona hacia el Islam es diferente. Cada persona es única y la conexión de cada persona con Dios ocurre a través de un conjunto único de circunstancias. Un viaje no es más co-rrecto que otro.

Muchas personas creen que sus pecados son demasiado grandes y demasiado frecuentes para que Dios los llegue a perdonar alguna vez. Ellos dudan en aceptar lo que saben que es la verdad puesto que temen no ser capaces de con-trolarse a sí mismos y de dejar de cometer pecados o delitos. El Islam, sin embargo, es la religión del perdón, y Dios ama perdonar. Aunque los pecados de la especie humana puedan alcanzar las nubes en el cielo, Dios perdonará y seguirá perdonando hasta que la Hora Final esté casi sobre nosotros.

Si una persona en verdad cree que no hay dios más que Dios, debería aceptar el Islam sin demora. Incluso si cree que seguirá pecando o si hay algunos aspectos del Islam que no comprenden por completo. Creer en un Dios es la creencia fundamental en el Islam, y una vez una persona establece una conexión con Dios, cambia lo que ocurrirá en su vida, cambios que jamás había pensado que fueran posi-bles.

En el siguiente artículo, aprenderemos que solo hay un pecado imperdonable, y que Dios es el Más Misericordioso y Perdonador.

 

La religión del perdón

Terminamos la parte uno de este artículo sugiriendo que si una persona realmente cree que no hay divinidad ex-cepto Dios, debería aceptar el Islam de inmediato. También propusimos que el Islam es la religión del perdón. No importa cuántos pecados haya cometido una persona, nunca será alguien imperdonable. Dios es el Más Indulgente, el Más Misericordioso, y el Corán subraya estos atributos más de 70 veces.

“A Dios pertenece cuanto hay en los cielos y en la Tierra. Él perdona a quien quiere y castiga a quien quiere. Dios es Absolvedor, Misericordioso.” (Corán 3:129)

Sin embargo, existe un pecado que Dios no perdona, y que es el pecado de asignarle socios o copartícipes a Dios. Un musulmán cree que Dios es Uno, sin asociados, compa-ñeros, descendientes ni colegas. Él es el Único merecedor de adoración.

“Di: “Él es Al-lah, Uno. Al-lah es el Ab-soluto. No engendró ni fue engendra-do. Y no hay nada ni nadie que sea semejante a Él”. (Corán 112)

“Dios no perdona la idolatría, pero fuera de ello perdona a quien Le pla-ce.” (Corán 4:48)

Puede parecer extraño decir que Dios es el Más Miseri-cordioso, y subrayar que el Islam es la religión del perdón, mientras decimos también que hay un pecado imperdona-ble. Esto no es un concepto extraño ni pérfido cuando en-tiendes que este pecado grave solo es imperdonable si la persona muere sin arrepentirse ante Dios. En cualquier momento, hasta que una persona pecadora exhala su último aliento, puede volverse a Dios con sinceridad y pedirle perdón, sabiendo que Dios es en verdad el Más Misericor-dioso y el Más Indulgente. El arrepentimiento sincero ase-gura el perdón de Dios.

“Diles a los que se niegan a creer que si desisten [y abrazan el Islam] les será perdonado cuanto cometieron en el pasado.” (Corán 8:38)

El Profeta Muhammad (Dios lo bendiga) dijo: “Dios aceptará el arrepentimiento de Su siervo mientras que el estertor agónico no haya alcanzado aún su garganta.” El Profeta Muhammad dijo también: “El Islam destruye lo que vino antes de él (los pecados)”.

Como expusimos en el artículo anterior, a menudo una persona está acariciando la idea de aceptar el Islam, pero se siente confundida o incluso avergonzada por los muchos pecados que ha cometido durante su vida. Algunas personas se preguntan cómo podrían llegar a ser personas buenas y morales, cuando en las sombras sus pecados y crímenes están al acecho.

Aceptar el Islam y pronunciar las palabras conocidas como Shahada o testimonio de fe (testifico “La ilah illa Allah, Muhammad rasulu Allah.” ), deja a la persona lim-pia como recién nacido. Se convierte en alguien completa-mente libre de pecado. Es un nuevo comienzo, donde los pecados pesados ya no pueden mantener cautiva a la per-sona. No hay necesidad de ser perseguido por los pecados pasados. Cada nuevo musulmán se convierte en alguien sin ataduras y libre de llevar una vida basada en la creencia fundamental de que Dios es Uno.

Cuando una persona ya no es retenida por el temor de que sus pecados pasados o su estilo de vida anterior le im-pedirán llevar una vida buena, el camino para aceptar el Is-lam a menudo se hace fácil. Saber que Dios puede perdonar a cualquiera, o perdonar cualquier cosa, es realmente una perspectiva consoladora. Sin embargo, entender la impor-tancia de no adorar a nada ni a nadie distinto de Dios es la prioridad máxima, puesto que es la base del Islam.

Dios no creó a la humanidad sino para que Lo adoren a Él únicamente (Corán 52:56), y saber cómo mantener pura e inalterada esa adoración es algo imperativo. Sin embargo, los detalles a menudo son aprendidos después que la per-sona reconoce la verdad sublime de que la forma de vida es el Islam.

“Sigan los preceptos que les han sido revelados [en el Corán] por su Señor, antes de que repentinamente les llegue el castigo, sin que se den cuenta, [y entonces] digan: “¡Qué pena! Ahora estoy perdido por haber desobedecido las órdenes de Dios, y realmente me contaba entre quienes se burlaban [del castigo].” (Corán 39:55-56)

Una vez que la persona ha aceptado la verdad del Islam, reconociendo así que no hay divinidad sino solo Dios, es el momento para que aprenda sobre su religión. Es tiempo para que entienda la belleza inspiradora y la facilidad del Islam, y que aprenda acerca de todos los profetas y mensajeros del Islam, incluyendo el último profeta, Muhammad. Si Dios decretara que la vida de una persona terminará poco después de que acepte el Islam, esto podría ser una señal de la misericordia de Dios, puesto que una persona tan pura como un bebé recién nacido estará desti-nada al paraíso eterno, por la misericordia de Dios y Su sa-biduría infinita.

Cuando una persona está considerando aceptar el Islam, muchas de las barreras que percibe no son más que ilusiones y trucos de Satanás. Está claro que una vez que la persona ha elegido a Dios, Satanás hará todo lo que le sea posible para desviar a esa persona y la bombardeará con susurros y dudas. La religión del Islam es un regalo, y como cualquier otro regalo, debe ser aceptado y abierto antes de que el verdadero valor de su contenido pueda ser revelado. El Islam es una forma de vida que hace de la felicidad eterna en el Más Allá un sueño alcanzable. No hay dios excepto Dios, el Uno y el Único, el Primero y el Último. Conocerlo es la llave del éxito y aceptar el Islam es el primer paso en el viaje hacia el Más Allá.

 


Source: https://www.islamland.com/esp/articles/aceptar-el-islam–

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